Por Dios... ¿¿¿a quién no le ha ocurrido nunca que se nos queda el corcho de una botella dentro??? A mí no desde luego, ni conozco a nadie que le haya ocurrido... ya hay que ser torpe. Pero nunca viene mal saber este truquillo por si llega el día y queremos pegarnos la vacilada delante de los amigos. Puede que algún día sea práctico además de curioso, quién sabe.
jueves, 27 de noviembre de 2008
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